En el libro I de La Política, Aristóteles escribía que para que se formaran comunidades era necesario que se juntaran lo que, por naturaleza, no pudiesen vivir uno sin el otro, tales como “la hembra y el macho con vistas a la generación” o el señor que puede prever y ¿“el esclavo por naturaleza”?
La esclavitud era entendida por Aristóteles como una relación que se daba necesariamente, ya que, tanto el señorío como la servidumbre venían dadas por naturaleza, y que además resultaba de mutuo beneficio, esto debido a que, del mismo modo en que el jefe necesitaba de la fuerza física del sirviente, este último necesitaría de la capacidad racional del amo para tener un fin.
Actualmente nos resulta imposible pensar la esclavitud en los términos de Aristóteles, esto debido a que a lo largo de la historia ha cambiado nuestro modo de comprender lo humano. En los regímenes democráticos occidentales presuponemos la igualdad de los hombres; no atribuimos el señorío y la servidumbre la condición de ser inherentes a la naturaleza de una persona, sino que las comprendemos como consecuencias de múltiples factores geográficos, económicos y culturales.
Si bien es cierto que la esclavitud ha sido abolida desde hace mucho tiempo en la mayoría de nuestros países, a tal punto que este 23 de agosto podemos conmemorar el día internacional del recuerdo de la trata de esclavos y de su abolición, esto recordando el inicio de una sublevación de esclavos que tuvo lugar en Santo Domingo en el año 1791; para el año 2021, habían más de 50 millones de personas sometidas a lo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) llaman: esclavitud moderna; es decir, el trabajo forzoso (cuando se obliga a las personas a trabajar contra su voluntad) y el matrimonio forzado (cuando se obliga a una persona a vivir un matrimonio sin consentimiento).
En ese sentido, a pesar de que la evolución histórica de la servidumbre puede permitirnos afirmar que vivimos en uno de los tiempos menos hostiles en lo que a este tema se refiere, aún existe un gran camino por recorrer en la defensa de los derechos relacionados con la libertad individual de las personas nacidas en lugares o condiciones adversas.
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