Me comentaban mis profesores de arte, que “en los años 70’s todo el mundo era cinético… y de repente un día dejaron de serlo…” en aquel entonces copiaban con mayor o menor acierto a Soto y a Cruz Diez, quienes fueron verdaderos exploradores y conquistadores de nuevos mundos.
Cuarenta años después de ese fenómeno, seguimos copiando fórmulas de éxito… por esa razón quiero que el espíritu de una canción sencilla pero profunda, guíe este espacio dedicado a todos los que quieren dejarse seducir aún más por la magia del arte.
No me gustan los intelectuales que se encierran en sus burbujas de cristal y alejan de los demás. Me gusta la idea de comunicar, aunque no se aplauda por tu discurso, y por ello en el fondo también deseo estar “a un lado”, pero nunca lejos; lo cual exige valentía (es un lugar solitario donde se llega “Haciendo camino al Andar”).
No exagero en afirmar que decidir ser artista no es más que “aceptar lo que se es”, dejar de pelear con uno mismo, asumir la dificultad y emprender la misión de luchar contra molinos de viento.
“Vivir atormentado de sentido
(…) [sea] la parte más pesada”
Fito Páez establece con esta canción un himno a los artistas, una metáfora de gente que ante la locura del mundo, lo retrata desde su mejor ángulo, solo por placer, para conmover y demostrar que hay un orden detrás de tanto caos. Pero lo plausible de ello es que plasma lo bello de la vida, las inspiraciones, quienes en tu familia y amistades te marcaron, en contraste con las incomprensiones, las luchas intestinas, las injusticias.
Muchos están a un lado haciendo lo correcto, apartado de los premios, de las ventas, aunque les cueste la vida; pero que paradójicamente terminan siendo los más aplaudidos, recordados y admirados. Bella analogía de quienes van tras otros mundos, lanzados a la aventura misma de vivir, de cuestionarse continuamente y construir su ser.
Desde la frase primera: “me gusta estar al lado del camino”, surge un sentido distinto de aquel animal aristotélico que nace, crece, se reproduce y muere. De repente, sus certezas radican en saber lo que no se quiere o lo que no sirve; mas, cuando vemos en retrospectiva a las obras maestras reconocemos el aliento, la pasión y el amor que las forjaron.
Buen credo para los Quijotes que han de pisar esta tierra y que se les suele llamar: “Artistas”.
“No vine a divertir a tu familia
mientras el mundo se cae a pedazos”
Carlos Tabosky
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