Las elecciones regionales en Venezuela se han convertido en un tema de complejo y radical debate. Por una parte la Asamblea Constituyente del partido de gobierno propuso que se adelantaran, (algo que fue acatado inmediatamente por el CNE), mientras iniciaron a inscribir candidaturas. Por otra parte, en la calle existe una interrogante continua ¿debe la oposición inscribir candidatos para éstas elecciones?
A primera vista la pregunta resulta bastante compleja, debido a que existen razones importantes por las cuales participar, como también lo existen para no hacerlo… probemos un balance…
¿Por qué no participar?
La razón más fuerte para no participar, es la credibilidad del árbitro, la oposición ha denunciado en múltiples oportunidades, fraudes electorales y un ventajismo descarado en favor al partido de gobierno. Por éstas razones, en conjunto con unas bases comiciales extraordinariamente dispares, la Mesa de la Unidad Democrática decidió no formar parte de las elecciones constituyentes, en las cuales el fraude se ha hecho denunciar desde múltiples perspectivas, no solo desde la oposición, sino por parte de la misma empresa que facilita las máquinas, cuyo director declaró que la participación anunciada por las autoridades electorales no coincide con los resultados arrojados por el sistema, incluso afirmó que a primera vista ambas cifras distan por más de un millón de votos.
¿Por qué participar?
Muchas personas consideran que la MUD no ha actuado de la mejor manera, sin embargo hay varios aspectos que son importantes destacar. En primer lugar, desde que la oposición llamó a desconocer las instituciones por medio de la activación del artículo 350 de la constitución vigente, el escenario se ha tornado de la siguiente manera: Existen dos grupos de magistrados del TSJ, cada uno reconocido por una parte de la población y considerado ilegítimo por el resto, del mismo modo ocurre con la Fiscalía General de la República, e incluso con la Asamblea Nacional en contraposición con el TSJ y la Constituyente.
Ésto ha dado lugar a la existencia de una extraña especie de dualidad institucional con posiciones contrarias, en la cual resulta vencedora aquella que puede imponer sus decisiones por la fuerza, y quien tiene su uso legítimo no es otro que el gobierno, eso empuja a los dirigentes opositores a tomar medidas que son políticamente correctas, pero que no tienen ningún efecto en la practica debido a que no pueden ser puestas en practica por omisión del gobierno que maneja las instituciones y tiene el monopolio de la violencia legítima.
En este contexto muchos piensan en diferentes salidas de la crisis, pero ésto sin tener una percepción realista, en primer lugar, la calle es una medida de presión política, y juega un papel determinante en una posible salida del gobierno, sin embargo, no es una salida en sí, puesto que el gobierno ha demostrado poder coexistir con manifestaciones de descontento, sean pacíficas o no.
Dicho eso, y descartando una salida militar que podría tener consecuencias aún peores que la situación que vive el país. Todo encamina a una solución por medio del dialogo, una mesa de negociaciones a la que ambas partes intentarán llegar en una posición ventajosa, la MUD, con respaldo internacional y presión de calle, y el gobierno con el poder que ostenta.
Entendiendo que la mediación jugará un papel fundamental, la oposición entiende del panorama que la salida electoral sigue siendo necesaria, y por eso procede a inscribir candidatos, sin embargo, al participar tiene dos deudas muy grandes con los ciudadanos que al igual que ellos se encuentran en busca de un cambio.
La primera deuda de la oposición es una muy buena explicación de por qué actúa del modo en que lo hace, y como pretende actuar de ahora en adelante. La otra es una disculpa por los errores cometidos y una posición autocrítica frente a la responsabilidad que tienen frente a los problemas del país.
¿Debe participar la oposición?
Sí debería hacerlo, pero tiene ahora la tarea titánica de incluir a sus simpatizantes en un proceso que ven con predisposición e incluso como una posible legitimación del CNE que consideran fraudulento. Y no solo incluirles para que voten a su favor, sino incluirles incluso para acompañar a miembros de mesa en los centros de votación y ser testigos en las auditorias, para que jueguen un rol activo votando y defendiendo su voto ante un posible fraude, más presente que nunca en las mentes de los venezolanos tras la elección de los constituyentistas.
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