A primera escucha, parecería que la industria petrolera no tiene nada que ver con el negocio de la música de hoy día, pero hubo un algoritmo que con rebotes sonoros cambió para siempre la manera en cómo se percibe hoy la voz humana, en las grabaciones de las grandes casas disqueras e incluso el cine actual.
Corría el año de 1979 y un destacado ingeniero petrolero de nombre Andy Hildebrand de California E.E.U.U tenía en sus manos un invento que propuso a la empresa petrolera donde laboraba, básicamente, su propuesta consistía en demoler montañas o perforar llanuras a través de ondas sonoras y saber mediante el rebote si en esa locación habría petróleo a profundidad o no. El proyecto fue aceptado y tuvo un éxito rotundo que generó a la compañía 500.000.000$ que serían hoy día 1.5 billones de dólares; Sin embargo, Andy no habría recibido nada más que un aumento de sueldo y un cambio de puesto por ese algoritmo matemático que generaba tanto dinero.
Sabiendo esto, Hildebrand creó su propia empresa para proporcionar el mismo servicio a otras compañías petroleras, es decir, a través de ondas saber con exactitud donde se debía demoler o perforar, esto le generó muchos dividendos, tanto que diez años más tarde, en 1989, vendió su empresa por 525 millones de dólares que serían en la actualidad un billón de dólares (ya que no quería saber nada de la industria petrolera), y con el dinero recaudado se retiró para vivir feliz y dedicar el resto de sus días a un hobbie pendiente de su juventud la música.
El ingeniero inició sus estudios musicales en la universidad The Rice, en Houston, Texas. Su lado inventivo era muy inquieto, Así que ideó algunos samples de sonido sin éxito y nada de notoriedad. Un día en una comida un amigo le dijo: “Hey por qué no inventas una caja de música que me haga cantar bien” esto generó en Andy una inquietud que dividiría la música en un antes y un después.
Tras seis meses de aquel encuentro, Hildebrand recordó la fórmula de algoritmo de rebote y lo aplicó esta vez en la voz humana, logrando un acople inmediato que podía afinar la más horrenda nota al instante y solo con un clic. En ese momento, en 1996 había nacido la caja mágica que permitía cantar a cualquiera y que más tarde tendría por nombre AUTO -TUNE.
Es claro que este procesador de audio no era el único en lograr efecto sonoro en la voz humana, pero sí el único podía hacerlo en tiempo real ahorrando costos de producción y también la fatiga de los intérpretes al repetir toma tras toma. En 1998 la cantante Cher se convirtió en la primera artista que usaba esta nueva herramienta con su sencillo “Believe” cuyo efecto musical era desconocido para algunos y un secreto a voces para otros.
Con el paso de los años, el uso excesivo que se le da en la actualidad ha generado que sea amada por unos y odiada por otros tantos. Lo que es realmente cierto, es que el Auto- Tune y todas sus variables cambiaron para siempre la percepción de la voz humana en grabaciones de muchos estilos musicales.
También es claro que dio licencia abierta a cualquiera que tenga pretensiones de cantar o hacer música, sin embargo, todos los grandes estudios lo usan hoy y es parte fundamental de la industria moderna, la afinación artificial llegó para quedarse la tecnología nos arropa y es inevitable, solo se debe buscar el punto medio que permita, en muchos casos, humanizar de cierto modo los avances y seguir con nuestras vidas sin dejar de apreciar el arte en todas sus formas.
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