Editorial | Venezuela tras el #20M

A lo largo de las últimas semanas se ha discutido muchísimo con relación a la pertinencia del voto en las elecciones llevadas a cabo el domingo 20 de mayo, quienes optaban por no participar exponen que las elecciones no tienen legitimidad de origen, eso ocurre porque fueron convocadas por una Asamblea Nacional Constituyente que fue impuesta sin aprobación popular y sin respetar los mecanismos establecidos por la ley, destacando además que este organismo no es reconocido por la comunidad internacional ni por gran parte del pueblo venezolano.

En ese sentido, debe dejarse en claro que si se reconoce ese organismo, éste tiene la potestad de redactar una nueva constitución y cambiar el modelo de Estado; por esa razón quien resultase ganador no gozaría de gobernabilidad debido a que tendería que someterse a la voluntad de ese organismo.

Otro problema expuesto es la parcialidad del Poder Electoral que no sería capaz de garantizar transparencia, sumando además que el Tribunal Supremo de Justicia y el CNE  inhabilitaron los principales candidatos y partidos opositores, por lo que básicamente el gobierno llama a elecciones eligiendo las condiciones políticas y electorales, el árbitro e incluso decidió cual sería su oposición.

Por su parte quienes decidieron participar planteaban que no conocían otra salida, y que no votar sería equivalente a votar por Maduro, sin embargo, hay que darle la razón a los primeros en el aspecto de que el ganador de los comicios resulta indiferente en un contexto político donde el Estado está secuestrado, un ejemplo de eso es el  no reconocimiento que existe por parte de las instituciones del gobierno a la Asamblea Nacional electa, no reconocen alcaldes ni gobernadores de oposición que no se subordinen a su autoridad y las más de 300 personas detenidas por razones políticas.

Henri Falcón confió en la firma de un acuerdo de garantías electorales firmado previamente por los candidatos, el presidente Maduro y el CNE… el resultado fue que antes de que Lucena anunciara al ganador, el candidato presuntamente opositor se vio obligado a desconocer el proceso denunciando la instalación de más de 12mil puntos rojos y más de 140mil denuncias de voto asistido entre otras violaciones al acuerdo.

La fe de Falcón en ese acuerdo nos invita a preguntarnos ¿donde estaba Henri cuando en los procesos diálogo entre el gobierno y la oposición el gobierno incumplió reiteradas veces sus promesas? o ¿donde estaba cuando Chávez prometió arreglar la economía, limpiar el Güaire antes de 2012? ¿o cuando Maduro prometió que con sus medidas económicas el país retomaría su rumbo?… hagamos una pregunta más sencilla ¿donde ha estado los últimos 10 años? o ¿qué le ha hecho pensar que la ocasión numero chorroscientos mil sería la vencida?

El anuncio de Tibisay Lucena para muchos fue lo de esperarse, sin embargo, es una cifra optimista, pues tras todas las denuncias, escaneos en puntos rojos, amenazas con comida y una no tan disimulada  compra de conciencias; la cifra oficial muestra una abstención del 52%, es decir que más de la mitad de la población (según las cifras del CNE, las cuales según varios voceros de la oposición venezolana están «infladas» o «manipuladas») no participó de los comicios lo cual disminuye aún más la legitimidad de las votaciones.

Adicionalmente, del 48% de votantes que participaron en estas elecciones, más del 30% emitieron votos adversos, en ese sentido se dejó muy en claro, que la mayoría de la población venezolana rechaza el actual gobierno.

Si he de arriesgarme a hacer algún pronóstico, este sería que si bien estamos en los días más oscuros de nuestra historia contemporánea, es que también estamos en el ocaso del totalitarismo, pues, por una parte  la comunidad internacional que ha advertido que no reconocería la elección por el carácter no constitucional de la convocatoria, en ese sentido puede esperarse que cada vez el gobierno esté más aislado económicamente y que las sanciones arrecien; y por la otra parte está el verdadero desafío de la oposición, que es presionar a lo interno para que la ilegitimidad se convierta en falta de gobernabiliad, y en contra de lo que muchos pensarán, esto no se logra con marchas multitudinarias, plantones, quema de cauchos o destapando alcantarillas.

El mundo le da la espalda al régimen, ahora queda en manos de los movimientos políticos y estudiantiles organizar una rebeldía ciudadana que actúe desde la racionalidad con un objetivo claro, que no puede ser otro que poner la solución de los problemas de un país sin alimentos, medicinas ni servicios básicos; en las manos del pueblo venezolano.

 

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Acerca de Juan Luis González Díaz 99 Articles
Periodista egresado de la Universidad Arturo Michelena (UAM) y maestrando en filosofía en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Es profesor de la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA), fue profesor en la Universidad Arturo Michelena y posee estudios de diplomado en Análisis Político (UCAB) y Gerencia Pública y Gobernabilidad Democrática (UCAB). Ha desempeñado diferentes labores relacionadas con la comunicación social en medios como la revista digital enfocada a temas de DDHH y sociedad civil, Alternos.la; el diario La Región del estado Miranda o el portal web, El Pitazo.

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