Tras una reunión entre diferentes sectores de la sociedad que se oponen a la Asamblea Nacional Constituyente, se llegó al acuerdo de realizar una consulta popular, en la que el CNE no jugará ningún rol. La propuesta fue presentada por los partidos pertenecientes a la Mesa de la Unidad Democrática, la cual cuenta con el apoyo de gremios empresariales, laborales, la Iglesia Católica, y varias evangélicas, el movimiento estudiantil, gobernadores, alcaldes, diputados y ONG’s.
Para el plebiscito se habilitaron 1.708 centros de consulta, los cuales serán, básicamente, plazas, universidades, iglesias, y se realizará el 16 de julio. En dicha consulta votarán todos los venezolanos mayores de 18 años inscritos en el registro electoral.
En días anteriores la oposición había llamado a la activación del artículo 350 de la constitución del 99, el cual estipula que el pueblo venezolano, fiel a su tradición republicana, desconocería a cualquier régimen que contraríe los valores democráticos o menoscabe los derechos humanos. Con respecto de éste punto, es necesario hacerse algunas preguntas.
En primer lugar, ¿se cumplen las condiciones para la activación del 350? Según las denuncias de torturas hechas por familiares de presos políticos, y presos que han sido liberados, no cabe duda de que las autoridades del régimen han menoscabado los derechos humanos, a dichas torturas se suman la represión a las protestas pacíficas y el abuso de la fuerza empleada para “reestablecer el orden público en manifestaciones”.
Otro elemento importante es el desapego por los valores democráticos, entendiendo que además de la consulta popular o elecciones, la democracia se manifiesta de otras maneras, entre las cuales destacaremos por el momento la separación de poderes públicos y la independencia de los mismos. Estos tienen sus principios en la Filosofía de la Ilustración que precede a la Revolución Francesa. Uno de sus postulantes, quien fue Carlos Luis de Secobat, mejor conocido como el Barón de la Brède y de Montesquieu, o simplemente Montesquieu; escribió en su obra “El Espíritu de las Leyes” lo siguiente:
“Es una experiencia eterna que todo hombre que tiene poder es llevado a abusar de él; y llega hasta encontrar límites… Para que no se pueda abusar del poder es necesario, que por disposición de las cosas, el poder detenga el poder”
Entendiendo ésta idea podemos observar que en Venezuela, cuyo poder político está dividido en cinco poderes públicos, además de las representaciones del poder regional. El gobierno ha buscado la forma de desconocer a todo poder externo que le impida abusar del que ostenta.
Algunos ejemplos podrían ser: La creación del Gobierno del Distrito Capital cuando pierden electoralmente la Alcaldía Mayor, La designación de un “Protector de Miranda” cuando pierden la gobernación de dicho estado, declarar en desacato a la Asamblea Nacional de mayoría opositora, transfiriendo sus competencias a un Tribunal Supremo de Justicia seleccionado a dedo por representantes del Poder Ejecutivo, o el desconocimiento de la Fiscalía General de la República, usurpando igualmente sus funciones.
Dejando relativamente claro que si hay razones para la activación de un 350, hay otra interrogante sobre la mesa, ¿Cómo aplicarlo? O en su defecto ¿Cómo hacer que funcione?… Ésta es la parte más complicada del asunto. La mayoría de los especialistas que escriben o declaran sobre el tema parecen estar de acuerdo en que la forma más clara es desconocer y no acatar ninguna de las decisiones del TSJ, los ciudadanos sumidos en la desesperación más cegadora consideran que se debe salir a quemar cauchos contra el mundo, y las señoras de las filas de los mercados esperan más bien a un ejército de libertadores rubios enviados por la OEA.
Sin embargo, el anuncio de la MUD, éste llamado a plebiscito que mencionamos al principio, representa lo que los más escépticos estábamos esperando, una modalidad de rebelión ciudadana en el marco democrático, que sea además tangible y pretenda hacerse efectivo con el posterior llamado a “hora 0 nacional”.
Parece un buen plan en la teoría sin embargo es necesario reflexionar en ¿“pequeños y medianos empresarios paralizarán sus labores, aun cuando eso signifique la pérdida de ingreso o incluso llegar a pasar hambre? ¿Está la totalidad de la población dispuesta a sacrificarse individualmente por el bien propio y de sus conciudadanos? … La rebeldía democrática puede tratarse del mejor de los planes, sin embargo, el comportamiento de la sociedad venezolana le convierte en la esperanza más impredecible.
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