¿Es extremista afirmar que existe totalitarismo en Venezuela?, lo que se deja ver a través de la situación del estado de derecho y garantías constitucionales nos muestra que de hecho no tanto. Un sistema totalitario es definido tradicionalmente como aquel que implementa una ideología política única basándose en una concepción general del mundo, ejemplos comunes son el Marxismo de la antigua URSS o el racismo Hitleriano.
Si bien el caso venezolano no parece ser tan extremo, Moisés Naím, explica en varios artículos agrupados en su libro Repensando el Mundo, que los Totalitarismos y las dictaduras del siglo 21 obedecerán a nuevos parámetros, pues la globalización de la política y la información hacen que el poder cada día sea menos absoluto y cada vez más fácil de obtener y perder.
Si bien no se han abolido aún los partidos políticos, si existen sanciones al librepensamiento, o mejor dicho, al librepensamiento que represente una amenaza para el poder, lo que convierte a Venezuela en un país con más de cien personas privadas de libertad por razones políticas, muchos de los cuales llevan más de un año presos sin que se les aplique el debido proceso.
Otro factor que sugiere la presencia de un totalitarismo, o cuanto menos un régimen autoritario es la nulidad de la Asamblea Nacional. En su ensayo Contra el Parlamento, el historiador venezolano Manuel Caballero explicó que este tipo de sistemas tienden a volverse desde el primer momento contra la discusión, que es por contrario una característica de la democracia. Era bien conocido el desprecio que manifestaba Vladimir Illich Ulianov (Lennin) hacia lo que el mismo llamaba “Cretinismo Parlamentario”.
En el caso de nuestro país, en los últimos años existió un parlamento de amplia mayoría oficialista, que transfirió en muchas ocasiones poderes extraordinarios al jefe de estado, cuando la Asamblea Nacional fue conquistada por la oposición en las últimas elecciones, hubo un cambio notable en los patrones. Sin embargo, la incorporación de los diputados de Amazonas (posteriormente desincorporados) le costó a la institución parlamentaria un desacato que anula sus decisiones.
Al igual que los animales de la granja animal, los venezolanos descienden por la parte estrecha del embudo del totalitarismo, viendo como quienes les prometieron la aplicación de utópicas ideas de igualdad, les privan de todas las garantías y derechos inherentes al ser humano. Los autoritarismos y totalitarismos se derivan generalmente del culto a la personalidad de los políticos “salvadores” o “mesiánicos” y al populismo. Aquellos amigos del pueblo, generalmente carismáticos que despilfarran recursos, crean y suprimen beneficios ungidos por la voluntad del pueblo.
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