Exactamente seis años atrás, el 17 de septiembre de 2011, el entonces opositor partido Podemos anunciaba públicamente su apoyo a la precandidatura de Henrique Capriles Radonski con vistas a las primarias presidenciales que la Mesa de la Unidad Democrática celebraría el 12 de febrero de 2012.
Entre los vítores de una nutrida y entusiasta militancia, el diputado Ismael García, secretario general de esa organización, alzaba la mano a un feliz Capriles, cuyo rostro resplandeciente ponía en evidencia la importancia de aquel oportuno y significativo apoyo para la tarea de obtener la candidatura opositora, lo cual logró por amplio margen, y posteriormente enfrentar el empeño reeleccionista de Hugo Chávez Frías.
Con vistas a la campaña presidencial de octubre de 2012, una maniobra político-judicial terminó arrebatándole la tarjeta electoral a la genuina dirigencia de Podemos, en vista de lo cual García juntó sus fuerzas a las del gobernador larense Henri Falcón, con quien fundó en junio de ese año el partido Avanzada Progresista.
Tanto en esa campaña de Capriles frente a Chávez, en la que el ya enfermo Presidente resultó victorioso, como después frente a Nicolás Maduro, tras la muerte del reelegido mandatario, García y Falcón jugaron papel estelar. De hecho, el gobernador de Lara ejerció la jefatura de campaña de Capriles, quien perdió por muy estrecho margen.
En diciembre de ese mismo año, García fue candidato de la oposición a la Alcaldía de Libertador, en Caracas, con el justiciero Jorge Millán como jefe de campaña.
Tal era la identidad política alcanzada entre Ismael y Primero Justicia, que al cabo de escasos días de su fallida candidatura, ya él y otros dirigentes de AP habían decidido incorporarse a las filas negriamarillas. El anuncio, sin embargo, no se hizo oficial sino hasta el 14 de marzo de 2014, cuando Julio Borges y Tomás Guanipa les dieron la bienvenida. Este último, secretario general de PJ, dispensó emocionados elogios hacia García, a quien reconoció como un valioso referente comprometido con la paz y el futuro de la patria.
A partir de entonces, el ex alcalde de La Victoria se erigió en un destacado dirigente nacional de PJ, con cuyo liderazgo en el estado Aragua logró limar viejas asperezas. Richard Mardo y él terminaron abrochados en una acción política común que llevó a García a ser reelegido diputado a la Asamblea Nacional en diciembre de 2015.
La luna de miel iba muy bien hasta que Ismael decidió aspirar a la gobernación de Aragua, cuya candidatura acaba de ganar en las primarias del 10 de septiembre con el apoyo de AD, AP, VP y el MAS. Hasta hace cinco minutos, García era para los pejoteros un “tremendo dirigente”, ahora lo descalifican públicamente y lo acusan de fraude.
Salvo el de PJ, todos los miembros de la Comisión Electoral Nacional de Primarias de la MUD, lo mismo que de la Comisión Electoral Regional y de los partidos políticos, afirman con actas en la mano que García fue quien ganó. Hasta Luis Rosendo Hernández, quien compitió en esas primaras como precandidato de Un Nuevo Tiempo, lo confirmó y se sumó en acto público a la campaña de Ismael.
¿Cuál es el propósito de PJ al armar un escándalo público sin fundamentos? ¿Por qué descalificar a quien hasta hace nadita era su propio compañero de partido? ¿Han pensado en los efectos políticos que este alboroto puede tener? ¿Están sus intereses parciales por encima de la unidad y de la alternativa democrática? ¿Ver que otras fuerzas políticas aliadas obtienen mejores resultados electorales y políticos los está llevando a perder la brújula? ¿Cuánta responsabilidad propia tiene el liderazgo de PJ en esos resultados, gracias tal vez a sus devaneos ultrarradicales de los últimos tiempos?
La oposición como un todo apoyó en su momento las dos candidaturas de Capriles a la presidencia y sus dos candidaturas a la gobernación de Miranda. Como un todo, ha prestado respaldo a la presidencia de Julio Borges en la Asamblea Nacional. Como un todo, ha acogido democráticamente y dado soporte a lineamientos políticos muchas veces propuestos por PJ en el marco de la MUD. ¿Es justo que en el caso de Aragua se comporte en términos ajenos al reglamento electoral suscrito y respetado por todas las fuerzas que componen la alianza opositora?
A decir por el modo en que han montado semejante escándalo, los voceros negriamarillos no hacen ningún honor a la palabra justicia que adorna el nombre de su organización. En el comentado caso de Aragua, parece que le queda mejor la jota de jaleo, que según los diccionarios significa jarana, bulla, alboroto, orgía. O lo que es lo mismo, la acción y efecto de jalear, que entre otras cosas quiere decir fastidiar, marear, molestar, soliviantar, hacer ruido, mofarse y burlarse.
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