Fernando Savater escribió muy hábilmente que la filosofía no consiste en la revelación del que lo sabe todo al ignorante, sino un diálogo entre iguales en mutuo sometimiento a la fuerza de la razón en lugar de la razón de la fuerza. En ese sentido, es un elemento fundamental de la democracia como doctrina; el sometimiento de todos los sectores a la fuerza de la razón en el continuo juego de convencer y dejarse convencer en pro del desarrollo de determinada sociedad.
Hoy día en Venezuela estamos ante dos grupos políticos que constantemente plantean cosas contrarias sin ningún tipo de mediación real, el resultado es que ambos deciden, y uno de esos grupos que maneja mayor cuota de poder termina por imponer sus decisiones por la fuerza, esto a muchos les lleva a preguntarse ¿existe algo de democracia en Venezuela?
En primer lugar nos serviremos de la definición de democracia de Antonio Alférez para determinar los elementos que distinguen a un sistema democrático:
«En la actualidad, se puede clasificar de demócrata al país en el que existe la separación de poderes, con un parlamento electo libremente y un gobierno responsable ante el legislativo y el pueblo; se requieren además elecciones regulares»
En este sentido podemos decir que existe una separación de poderes que no se respeta debido a que el poder ejecutivo en complicidad con el judicial y la constituyente de dudosa legitimidad, arrebatan las competencias del resto de los poderes.
También se puede decir que hay un parlamento electo libremente el cual no puede ejercer sus funciones, y un presidente que nunca ha sido responsable frente al mismo ni mucho menos frente a un pueblo que ha protestado repetidas veces exigiendo un cambio, impulsado por el hambre, la escasez, la enfermedad y la inseguridad.
¿Hay elecciones en Venezuela?… esa puede ser la pregunta más interesante de todas, pues sí las hay, aunque no se cumplan los lapsos ni las condiciones ideales, es decir, hay elecciones, pero no elecciones libres en que todas las partes estén en igualdad de condiciones, en vista a que un arbitro abiertamente parcial impone condiciones y plazos que favorecen al partido de gobierno.
¿Existe una solución?… la respuesta es que sí, y esa solución es política, lo que no significa que deba estar hecha por los políticos. Actualmente en Venezuela existe un panorama muy complicado, en el cual todos los civiles que se opongan al gobierno, deben, tomados de la mano de una dirigencia opositora escandalosamente ineficiente, ir sorteando los obstáculos puestos por el gobierno, participando en elecciones disparejas, sin dejar de manifestar descontento y sirviéndose también de la presión internacional para obligar al gobierno a asumir una posición en la cual, desde la debilidad, sea capaz de afrontar una salida pacífica, no a la crisis como los populistas del diálogo lo quieren hacer ver, sino una salida del gobierno que genera esa crisis para tener entonces la oportunidad de afrontar el problema.
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