¿Repensar la comunicación en Venezuela?

…Pongamos las cartas sobre la mesa… Antonio Pasquali, estudioso del proceso de comunicación, al ser interrogado sobre las escuelas de Comunicación en Venezuela, ha respondido que es necesario cerrarlas y refundarlas, incluso, en más de una ose le ha atribuido la frase “colocarles dinamita y hacerlas volar”.

Al conversar con estudiantes de comunicación social, parece existir un rechazo generalizado por varios factores del proceso de formación periodística. Uno de esos factores (posiblemente el más común), parece ser la carácter anacrónico de los contenidos transmitidos, en éste sentido, la mayoría de las escuelas han fortalecido las estructuras tradicionales de redacción y presentación de informaciones, sin embargo, se han omitido los nuevos esquemas, como dato curioso se puede destacar que en varias de las casi 20 escuelas de comunicación en Venezuela, la comunicación digital no se imparte, o es una cátedra de carácter electiva.

Otro de los factores que genera rechazo (muy ligado al anterior), es la visión tradicional del ejercicio periodístico. Éste carácter conservador del periodismo resulta fatal para el desarrollo de los profesionales del oficio; el motivo es que el avance de las tecnologías es tan veloz que rápidamente desplaza a los medios tradicionales, esto a su vez ha transformado a la comunicación en una profesión que necesariamente debe ser abordada desde el emprendimiento. En ese sentido, el periodista Andrés Oppenheimer, escribió en su más reciente libro “Crear o morir”, que “el resultado de una buena educación que no esté   dirigida al emprendimiento, será un taxista con asombrosa cultura general” (respetando ampliamente el oficio del transportista).

Si bien estos parecen ser los factores de descontento en estudiantes, hay un factor importante percibido por los receptores de los mensajes transmitidos por periodistas, y es que si un comunicador es formado para transmitir un mensaje, ¿Qué ocurre cuando no hay un mensaje que transmitir?, ¿Qué se puede hacer ante un reportero sin noticia? O peor aún, ¿ante una noticia sin sustancia?

El año pasado, en la presentación del libro “Volver al Periodismo”. Marcelino Bisbal definió al periodista como un “intelectual público”, es decir, que su trabajo básicamente consiste en pensar para otros. Bajo ese enfoque se podría proponer que el comunicador, en lugar de ser formado como mediador entre el hecho  y el lector, sea formado a manera de “todólogo en humanidades”, y posteriormente aprender a comunicar la información que maneja, dejando así a los receptores de la información transmitidos por los medios, los argumentos necesarios para que se lleve a cabo el debate público.

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Acerca de Juan Luis González Díaz 99 Articles
Periodista egresado de la Universidad Arturo Michelena (UAM) y maestrando en filosofía en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Es profesor de la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA), fue profesor en la Universidad Arturo Michelena y posee estudios de diplomado en Análisis Político (UCAB) y Gerencia Pública y Gobernabilidad Democrática (UCAB). Ha desempeñado diferentes labores relacionadas con la comunicación social en medios como la revista digital enfocada a temas de DDHH y sociedad civil, Alternos.la; el diario La Región del estado Miranda o el portal web, El Pitazo.

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