Sí, ya es diciembre

“Este diciembre no se siente diciembre”; es lo que se oye decir a la gente en todas partes. Yo misma así lo siento.

Y es que, no se siente diciembre porque en muchas casas no hay ánimos para colocar el arbolito o el nacimiento. No se siente diciembre, porque se nos ha hecho imposible llenar la nevera con hallacas como antes. Pocos de mis conocidos se han comido siquiera la primera. Yo lo hice, por pura casualidad. Porque estaba en el lugar correcto, en el momento correcto.

No se siente diciembre, porque no se respira la emoción por el regalo del niño Jesús, sino más bien un desánimo porque quizás tampoco podamos contar con esa alegría la noche de navidad. No se siente diciembre, porque un simple pan de jamón cuesta más de lo que alguien que gana sueldo mínimo se puede gastar en un alimento que dura tan solo una sentada.

No se siente diciembre, porque a pesar de que ya está por terminar el mes, los días se han sucedido uno tras otro con más preocupaciones que momentos de verdadera alegría. Porque diciembre son nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestra comida, nuestros momentos juntos en un entorno diferente al del resto del año.

Y aun así, es diciembre, lo dice el calendario. El clima es decembrino, con una brisa que refresca el ambiente y llena las casas de una agradable sensación. En las costas, las noches son frías y las lluvias espontáneas. Porque aunque no se siente diciembre por nuestras añoranzas de tiempos mejores, los días no dejan de pasar, los meses no dejan de cambiar y los años, siguen por venir. Y así como el tiempo, las crisis también pasarán. Algún día, las añoranzas serán presentes de nuevo, y se crearán nuevas historias y nuevas costumbres. Porque sigue siendo diciembre, y la navidad sigue llegando; para los creyentes, Jesús sigue naciendo, y para los que no, la reunión familiar sigue siendo vital.