El panorama Venezolano sigue tornándose cada vez más turbio a medida que se acercan las denominadas “elecciones” de cara a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) convocada por el mandatario venezolano Nicolás Maduro.
Tras el desarrollo de la marcha al TSJ convocada para éste sábado, que terminó (como es habitual) con represión por parte de los cuerpos de seguridad del estado. El gobernador de Miranda, Henrique Capriles advirtió que el Sebin ordenó la detención de los magistrados juramentados por la Asamblea Nacional; anuncio que se confirma con la detención del magistrado Ángel Zerpa Aponte aproximadamente una hora después por mencionado organismo de seguridad.
La crisis institucional que se vive en el país desde el año 2014 se ha ido agravando hasta el punto que existe el desconocimiento mutuo de las dos principales fuerzas políticas del país. Por una parte el partido de gobierno desconoce las instituciones controladas por la oposición, que a su vez desconoce la gestión del gobierno.
El desconocimiento que genera hechos tan atípicos como el de tener dos vicefiscales, o el doble de los magistrados de los habituales, se traduce en la existencia de varios estados paralelos, con el agravante de que uno de ellos impone sus decisiones haciendo uso de las armas, violando derechos humanos y juzgando a civiles en tribunales militares.
Las recurrentes violaciones de los DDHH que existe por parte del gobierno, sumadas a la crisis económica, corrupción, complicidad del poder judicial, electoral y moral; pretende alcanzar su máxima expresión con la imposición de una Asamblea Nacional Constituyente, capaz de desmantelar el estado sin la consulta previa al soberano.
Descrito el panorama, está bastante claro que a ningún Venezolano le gusta el país que tiene, la pregunta es ¿podemos elegir otro? La verdad es que sí, y de distintas maneras. La posibilidad habitual se ha vuelto la migración, en la cual las personas buscan el futuro fuera de las fronteras del caos rojo.
Sin embargo, aquellos que no quieren irse, o sencillamente no pueden hacerlo, también pueden elegir otro país. Otro país llamado Venezuela, en el cual se respeten las instituciones del estado y se puedan solventar los problemas políticos por vías civiles. ¿Es eso posible? La verdad es que sí, pero es necesario tener en cuenta que el primer paso es educar el civismo, actuar de forma cívica y desentenderse de la idea del mesías fuerte que con su espada de fuego nos libere de la opresión de los tiranos; pues a diferencia de los fuertes que luchan por el futuro, o los aventureros que lo buscan; el civil es aquel que decide construirlo.
Be the first to comment