Cuando se habla de Luisa Ortega Díaz, estamos haciendo referencia a un personaje completo, que tras aproximadamente una década al servicio fiel a los intereses gobierno chavista, decidió hablar de rupturas en el orden constitucional y violaciones a los derechos humanos.
No existe «una tendencia irreversible» como las anunciadas por Tibisay Lucena sobre como reaccionar ante este radical cambio. Por una parte los simpatizantes oficialistas ganaron un nuevo canto para sus marchas «Fiscal traidora, te llegó la hora», una parte de la oposición apoya ampliamente las denuncias y procesos emprendidos por ella, y finalmente hay un grupo en la oposición que de manera un poco más radical, adquirió ante Ortega una actitud de «tarde piaste pajarito».
Y… ciertamente pió bastante tarde. El primer movimiento realmente válido e institucional hecho por la fiscal fue denunciar que los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) fueron juramentados sin su aprobación ni firma, ante la que cabe preguntarse ¿hay algún motivo especial desconocido por todos para esperar cuatro años para hacer públicos hechos de esa magnitud?
De ese modo ocurre en sus denuncias sobre el abuso de la fuerza por parte de los organismos de seguridad en las últimas manifestaciónes, pero … ¿que le hacía guardar silencio en 2014?
Para muchos, la exfiscal jugó un rol determinante en la decisión de Colombia de otorgar asilo político a varios magistrados nombrados por la Asamblea Nacional, pero bajo su responsabilidad, en sus años ejerciendo el cargo de Fiscal General de la República, hubo más de 300 casos de personas privadas de libertad por razones políticas.
Puede resultar extremista la reacción del «tarde piaste», pues justamente los cambios políticos deben realizarse desde la inclusión y la exfiscal está desempeñando (y debe seguir haciéndolo) un rol fundamental en la política internacional de la oposición venezolana. Pero tampoco es bueno borrar de nuestros recuerdos todo el daño hecho por Luisa Ortega, ella no mató la democracia en Venezuela… pero le dio unos cuantos golpecitos… (bastante fuertes).
Juan Luis Gonzalez
@gonzalezdjuanl
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