Las obras de teatro tienen como finalidad transmitir según su autor, un mensaje o crítica social a través de las historias puestas en escena, por lo que el autor se sirve de distintos personajes (ficticios o no), para difundir su visión en cuanto a un acontecimiento.
Los actores son una pieza fundamental para toda representación escénica, sobre ellos recae la responsabilidad de que los personajes obtengan su mayor esplendor y cobren vida ante la vista de la audiencia, para ello los actores son sometidos generalmente a largas horas de ensayos y una ardua formación expresiva que marcará la diferencia en cada interpretación.
La finalidad es hacer autentico lo que en realidad es fingido para conseguir que la audiencia viva y sienta cada escena como si fuese real, la interpretación en todo momento se basa en el desarrollo de un conjunto de técnicas y recursos expresivos con el fin de alcanzar un mayor acercamiento al personaje y a su vez lograr una magnifica representación en las tablas.
Enrique Gallaud, en su manual práctico de interpretación teatral, afirma que “no hay papeles pequeños sino actores pequeños” este axioma está presente en aquellos casos en los que los actores están sumergidos en un complejo de superioridad que no les permite representar papeles que no consideran especialmente de su nivel.
La actitud de un actor definirá en todo momento capacidad de dominar y entretener a la audiencia, puesto que debe mostrar siempre seguridad en cada movimiento que ejecute al dar vida a los personajes que interprete. Se dice que los actores han de poseer la humildad necesaria que le permitirá un mejor aprendizaje y un actitud de superioridad que resultara ventajosa para el manejo del público.
Karol Pacheco
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