La muerte y lo simbólico: Una reflexión en torno a la muerte de la muerte a manos de la tecnología y la condición simbólica

“Poco a poco los muertos dejan de existir. Son arrojados fuera de la circulación simbólica del grupo. No son seres protagonistas, compañeros dignos del intercambio, y se les hace verlo muy bien al proscribirlos cada vez más lejos del grupo de los vivos, de la intimidad doméstica al cementerio”. Cuando Baudrillard hace esta reflexión al abordar el tema de la economía política y la muerte, y más puntualmente el de la extradición de los muertos, refiere que actualmente, estar muerto es una anomalía, o incluso una delincuencia que pone al grupo en una situación de no saber qué hacer con la muerte.

En ese sentido, en su texto Contraseñas, Baudrillard nos habla del intercambio simbólico en sentido de que “existe una circulación simbólica de las cosas en la que ninguna posee una individualidad separada”, a lo que previamente había indicado que “mientras el valor posee siempre un sentido unidireccional, que pasa de un punto a otro de acuerdo con un sistema de equivalencia, en el intercambio simbólico existe una reversibilidad de los términos”; reversibilidad que aplica incluso para el bien y el mal o la vida y la muerte. En este orden de ideas, la muerte no debe ser comprendida como un término ajeno a la vida, sino reversible con ella, es decir, que vida y muerte se intercambiarán en el universo simbólico.

Ronnie James Dio, es uno de los cantantes de música rock más célebres de la historia de este género musical, y su registro discográfico suma de 32 álbums grabados entre los años 1972 y 2010, año en que los medios de comunicación informaron sobre su fallecimiento. Sin embargo, en el año 2016, una reunión de músicos, que habían colaborado con el cantante, se presentó junto a un holograma en una de las presentaciones estelares del Wacken Open Air, un festival celebrado en el norte de Alemania al que anualmente asisten 75mil personas, es decir, que un aproximado de 45mil personas (que son las que normalmente presencian los shows estelares de las tarimas principales), pagaron una entrada para escuchar a una persona fallecida cantando, más aún, se anuncia una gira mundial que ha iniciado en 2019.

Se hará necesario resaltar en este aspecto, que el fallecimiento de la persona no implica, al menos en la lógica del intercambio simbólico, la muerte del individuo en tanto que es signo, más aún, nos dice Baudrillard en sus Contraseñas que “el cuerpo, que tampoco tiene un estatuto «individual»: es una especie de sustancia sacrificial que no se opone a ninguna otra sustancia, ni al alma ni a cualquier otro valor espiritual. En las culturas en las que el cuerpo es puesto en juego continuamente en el ritual, no es un símbolo de la vida, y el problema no reside en su salud, su supervivencia o su integridad”. Es decir, que, pese a que la persona falleció en 2010, el artista puede considerarse vivo en tanto que sigue siendo partícipe del intercambio simbólico.

La muerte será entonces para Baudrillard, una línea de demarcación establecida por la sociedad para separar a los vivos de los muertos, lo que hace que afecte igualmente a ambas partes; En palabras de Baudrillard: “la lógica indestructible del intercambio simbólico restablece la equivalencia de la vida y la muerte (…) Si la muerte es rechazada en la supervivencia, la vida no es entonces (…) más que una supervivencia determinada por la muerte”.

Podría objetarse en este sentido que un holograma, por más que comunique, interactúe con el público que asiste a sus conciertos, y que incluso dé órdenes a los músicos que le rodean, no sería algo “real”, y si bien, suele entenderse lo “virtual” como algo distinto de lo real; si nos atenemos al pensamiento de Baudrillard, nos encontraremos con que lo virtual “es una hipérbole de la tendencia de pasar de lo simbólico a lo real”6; sentencia además que, aunque pueda existir un efecto de realidad o verdad, lo real, en sí, no existe, y en ese sentido “la realidad virtual, esa que estaría perfectamente homogeneizada, numerizada, «operacionalizada», sustituye a la otra porque es perfecta, controlable y no contradictoria. Es decir, porque está más «acabada»”.

Finalmente, podremos decir, que en tanto se comprenda la muerte, no como el fallecimiento del cuerpo, sino como el fin de la existencia, el concepto de reversibilidad del intercambio simbólico, y la imposibilidad misma de la dialéctica en los términos de muerte y vida, darán cuenta de la inmortalidad de, en este caso un artista, quien, por medio de lo virtual, sigue participando del intercambio en una realidad equivalente a la producción, que no vendría a ser otra cosa que simulacro.

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Acerca de Juan Luis González Díaz 99 Articles
Periodista egresado de la Universidad Arturo Michelena (UAM) y maestrando en filosofía en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Es profesor de la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA), fue profesor en la Universidad Arturo Michelena y posee estudios de diplomado en Análisis Político (UCAB) y Gerencia Pública y Gobernabilidad Democrática (UCAB). Ha desempeñado diferentes labores relacionadas con la comunicación social en medios como la revista digital enfocada a temas de DDHH y sociedad civil, Alternos.la; el diario La Región del estado Miranda o el portal web, El Pitazo.

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