¿Reconocimiento facial en tiendas, bueno o malo?

Todos hemos visto en alguna ocasión colgada la foto de un sospechoso de robo. Las tiendas usan este sistema con frecuencia, para incentivar al público para que avise si conocen o ven alguien que se parezca a un individuo filmado cometiendo una fechoría (normalmente robo) en una tienda. Con tecnología de reconocimiento facial, los comercios estarán mejor equipados para luchar contra este flagelo. Sobre este espinoso tema conversamos esta semana.

De acuerdo a CNET, diversas empresas ya ofrecen actualmente a tiendas por departamento servicios de reconocimiento facial, que permiten la identificación de clientes y también de personas potencialmente riesgosas para el negocio. No solo tiendas usan estos servicios. Cantantes famosos utilizan esta tecnología para detectar a acosadores, para evitar o al menos minimizar el riesgo que se puedan abalanzar sobre sus ídolos en el momento menos oportuno.

Algunas tiendas comparten su sistema con estaciones locales de policía, para alertas tempranos sobre potenciales merodeadores sospechosos.

Algunos supermercados en Inglaterra utilizan estos programas para estimar si los clientes tienen edad suficiente para comprar bebidas alcohólicas.

No todos están contentos con esta tecnología.

Para algunos, sin regulación, esta tecnología puede ser potencialmente destructora de nuestro derecho a la privacidad, además de acabar con el derecho a la presunción de inocencia que priva en la constitución de la mayoría de los países del planeta.

Al momento de entrar a cualquier tienda usted estará siendo filmado y su registro pasará a formar parte de una base de datos, cuyo control y custodia no cuenta hoy con legislación que acote el uso que se puede dar a ese material  ¿Qué pasa si usted desea mantener en el anonimato lo que hace en su tiempo libre? Disfrazarse no parece ser una opción viable, aunque sin duda acuden a ella figuras públicas y otros personajes de alto perfil.

Se estima que la industria de reconocimiento facial generará ingresos superiores a los 10 mil millones de dólares para 2025 ¿Es posible establecer un marco regulatorio viable y aplicable, antes que se convierta en un monstruo de mil cabezas?